Una charla sobre las pinturas de Eric: breve relatoría.
La tarde del jueves 25 de noviembre de 2021, acudí a Casa Seminario 12 para escuchar a Daniel Garza Usabiaga conversar con Eric Valencia alrededor de la exposición “aun a riesgo de desencadenar una revuelta”, muestra individual en la que Eric presentó una selección de pinturas que ha trabajado durante los últimos tres años. La curaduría de la misma estuvo a cargo de Sandra Sánchez.
Ese día, además, distintas colectivas y miembros de la sociedad civil, acuerparon una marcha que avanzó por las avenidas más importantes del centro de la ciudad, a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Como es costumbre, la movilización se dirigió hacia la plancha del zócalo como última parada. La estación de metro Zócalo estaba cerrada, el palacio nacional estaba amurallado y había grandes concentraciones de policías en toda la zona.
Casa Seminario 12 está ubicada a un costado de la catedral metropolitana y el Templo Mayor. La atmósfera en ese cuadrante del centro histórico nunca está completamente libre de tensión, pero en días de marcha, la densidad es distinta y alcanza a angustiar. Además de Sandra, Daniel y Eric, llegamos 5 personas a la charla. Todas hicimos algún comentario sobre la ruta que tomamos y la pequeña negociación que hicimos con los policías que controlaban el acceso a esa calle. Creo que lo dijimos para calmarnos, para decirnos a nosotras mismas que ya estábamos en un lugar seguro.
Sandra hizo pruebas para transmitir la charla a través de Instagram, pero la conexión era débil e intermitente. Sospechamos que había bloqueos hacia las redes de internet como parte de las medidas de “resguardo” del palacio. Decidimos empezar sin la certeza de que la transmisión sería estable. Así sin más, rodeados de las pinturas, en peculiar intimidad. La dinámica fue sencilla: Daniel hizo breves comentarios a la obra y a partir de ellos planteó interrogantes, a las que Eric respondió generosamente para elaborar sus intereses y procesos como artista.
Daniel comenzó hablando de cierto paradigma de producción pictórica, asociado a la pintura de posguerra, en el que la noción de sistema se opone a lo gestual. Le preguntó a Eric si él se reconocía en ese paradigma, a lo que él respondió que sólo en cierto sentido. Nos contó que le interesa la idea de sistema en tanto le permite identificar elementos de la pintura que generan relaciones entre ellos, relaciones que luego posibilitan intercambios. En las piezas más tempranas de la serie, el sistema es más evidente, ya que trabaja con variables que funcionan por oposición. Se nota en el color, el manejo de la geometría, y el movimiento. Conforme fue dándose cuenta que podía trabajar las relaciones sin someterlas a polaridades, fue soltando ese sistema. Le interesan las relaciones inauditas, dijo. Fue la propia familiaridad con sus procesos la que le permitió relajar la sistematicidad y trabajar sin un resultado esperado.
Daniel habló después de cómo muchos artistas contemporáneos frecuentemente trabajan obras que hacen referencia a fenómenos sociales exteriores al campo del arte. No encuentra esa referencialidad en estas pinturas, que parecen preocupadas por otra cosa, por el encuentro específico del cuadro con su espectador. Eric comentó que las investigaciones temáticas en el arte contemporáneo pueden llegar a ser muy interesantes, pero que quizás no ocurren en la misma dimensión que las obras, y sólo en afortunadas ocasiones, estas dimensiones se encuentran. Le parece que es posible trabajar con una temática propia de la pintura y al mismo tiempo, incorporar los relatos del exterior a los procesos de trabajo, digamos, considerar al mundo sin buscar ilustrarlo. Reafirmó que en la medida que le interesa hablar de las relaciones entre las cosas, no puede perder de vista su propia relación con el cuadro. Se pregunta si sus cuadros le atraen o si le parecen titubeantes. Su propia espectaduría interfiere con su lugar como autor.
Luego, con notable curiosidad, Daniel le preguntó en qué se clava más, cuáles son los valores en los que está más concentrado. Eric respondió que para esta serie, el color fue particularmente importante. Nos explicó que la mayoría de las veces, la constitución de color en la pintura tiene que ver con un pensamiento figurativo, que construye los gestos y las manchas considerando el ambiente en el que se desarrollan (la luz que les afecta, la sombra que proyectan). Entonces, se puede pensar que el color afecta al cuerpo y no solo al ojo. No siempre podemos descifrarlo narrativamente. Concentrarse en el color le ha permitido procurar la complejidad en la relación con el espectador, alejarse de una dinámica de lectura-comprobación tanto como sea posible.
Por otro lado, dijo estar muy concentrado en la transformación de las funciones que le adjudica a las formas. Por ejemplo, a veces la línea que es muy evidente se transforma en una preocupación por el fondo, que puede ser una mancha, un gesto o un objeto. Entonces, la línea puede dejar de funcionar como línea, aparece y desaparece. Ese tipo de operaciones indagan por la presencia de la figura, la relación de la figura con los espacios o de los espectadores con el espacio que ocupa la figura. Eric remarcó que aunque esas preocupaciones son menos evidentes que las del color, fueron igual de importantes para configurar la serie y la exposición.
Como siguiendo una intuición, Daniel preguntó por la relación entre la indeterminación presente en la obra y el título de la muestra. Eric compartió que la cita proviene de una historia espeluznante. Cuenta la historia que un soldado quedó tuerto después de ir a la guerra. Su padre, al no soportar la condición de su hijo, decidió él mismo sacarse un ojo para mostrarle empatía. Eventualmente, el padre busca esclavos con intención de sacarles los ojos, y menciona que piensa hacerlo aun a riesgo de desencadenar una revuelta. A Eric le pareció fascinante que la posibilidad de la revuelta que atentara contra un sistema de esclavitud comenzara alterando la visión en un cuerpo. Le interesa pensar que en la pintura existe esa misma posibilidad, aun si es mínima.
A propósito de abordar el rendimiento político de la obra, Daniel apuntó que una exposición como esta no es tan fácil de consumir, sobre todo si se toma en cuenta la cultura visual en la que estamos inmersos, donde las imágenes están hechas para complacer y ser inmediatamente descifrables. En una luminosa deriva, Eric retomó a Ticio Escobar y su obra El Aura Latente, en la que Escobar menciona que el arte político no es aquel que trata a la política como tema, sino el que intenta minar o socavar las convenciones artísticas más estables. “Yo sé que no podría decir que mi obra es política, pero lo intento, aunque no sea evidente”. “Aunque no sea una consigna”, agregó Daniel.
Después de un rato más de compartir nuestras impresiones, salimos de la casa. Para entonces, el centro estaba mucho más tranquilo.

